Clemencia Ruiz, mamá de Fabio Andrés, nos envía las tres cartas: Al amor, al tiempo, a la muerte.

CARTA AL AMOR: (Bogotá, 12 de agosto / 2024)

Comienzo dándote a ti  Amor, GRACIAS por estar siempre conmigo, por acompañarme, por guiarme, por sostenerme, incluso en estos momentos tan tristes, tan dolorosos.

Ahora te veo con mucha más frecuencia, te siento mucho más cerca, me sigues sosteniendo, me abrazas. Te sigues presentando de mil maneras: en los recuerdos, en las fotos, en los espacios compartidos con Fabio Andrés. Te encuentro en todas partes, en la mirada de cada persona que lo conoció, en cada palabra que lo evoca y me hace descubrir esas  facetas suyas, que yo desconocía, en el silencio tan suyo que me grita cuánto nos amó.

Te doy gracias por estar siempre en Fabio Andrés y con Fabio Andrés, gracias porque te uniste al tiempo, y éste le permitió darnos todo el  amor que le cabía en su corazón, con su presencia, sus detalles, sus logros como ser humano y sus enseñanzas y legado como historiador, sensible  al dolor ajeno, aún a costa de su tranquilidad, de su impotencia ante una enfermedad tan devastadora como lo fue, esa depresión severa, con la que fue diagnosticado, y que le arrebató su alegría, sus ganas de vivir.

Me entiendes, te entiendo y me gusta saber que estás a mi lado, que siempre estás ahí.

Clemencia Ruiz- orgullosa mamá de Fabio Andrés Prieto Ruiz, nacido el 28 de agosto de 1.981 y transformó su forma de vivir el 17 de julio de 2.023.

CARTA AL TIEMPO: (Bogotá, 12 de agosto / 2024)

Tiempo, hoy quiero pedirte perdón, tú has estado conmigo desde el momento de mi concepción hasta éste instante, han pasado muchas lunas, me has ido llevando cada día por diferentes etapas durante mi vida, soportando muchas veces, que no te dé la atención que mereces, que te desprecie otras tantas, y hasta te malgaste desperdiciando tu valor, pero me sigues llevando.

Te doy gracias por cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día, cada semana, cada mes, cada año que me permitiste compartir con Fabio Andrés. Fueron 9 meses de sentirlo crecer en mis entrañas y 41 años, 10 meses y 19 días de disfrutar su presencia física. Ahora te reconozco como  momentos, espacios   hermosos,  valiosos, amorosos, de mucho aprendizaje como mujer y madre.

Es verdad que los recuerdos y la nostalgia  se acrecientan aún más y a pesar que dicen que eres corto, cuando a quien  se ama se va, tú te alargaste para permitirle a Fabio Andrés aguantar y soportar muchos meses (hoy puedo pensar que, sin yo darme cuenta, fueron algunos años) una enfermedad llamada depresión severa, que le robó su alegría, su entusiasmo, sus ganas de vivir, y te compartió con nosotros para permitirnos acompañarlo, en ese tiempo que él ya no quería, ya no te quería con él ni en él.

Te agradezco que, desde ese momento en el que él decidió no seguir usándote en éste plano, en el que decidió transformar su forma de vivir, de detenerte; me has permitido a mí moldearte en mis recuerdos con él, te dejas llevar al antojo de mi pensamiento y mi dolor. Me lo traes al presente, desde cualquier espacio y época de su vida bien vivida, como reza la Resolución de su Grado Póstumo como Magister en Historia otorgado por la Universidad Nacional.

El verso de una canción de Alejandro Santamaría dice: “el tiempo devuelve lo que el dolor se lleva, quererte desde lejos, es todo lo que queda. Tenerte fue un regalo que no le dan a cualquiera”… Por todo esto Tiempo, te reitero mi agradecimiento.

Clemencia Ruiz- orgullosa mamá de Fabio Andrés Prieto Ruiz, nacido el 28 de agosto de 1.981 y transformó su forma de vivir el 17 de julio de 2.023

CARTA A LA MUERTE: (Bogotá, 12 de agosto / 2024)

Señora muerte, tuve conocimiento de tu existencia, siendo yo muy niña. Llegaste a nuestro hogar por mi hermanito. Ya no recuerdo si era el tercero o el cuarto, no se hablaba de tí, eras un personaje prohibido. Sólo le permitiste a mi madre tenerlo entre sus brazos por 36 horas, luego te lo llevaste. Recuerdo mucho ese instante, recuerdo sobre todo, las lágrimas de mi mami. Hoy las entiendo, las comprendo y las comparto.

Años más tarde, siendo yo madre de cuatro hermosos hijos y una hermosa hija, llegaste por mí, venías camuflada en  un accidente de tránsito, me ibas llevando a través de un túnel iluminado con una luz hermosa, serena, espectacular que irradiaba paz. Pero me solté de tu mano y me impregnaste de miedo, regresé temerosa: me habías tocado.

Hace 6 años regresaste, volviste a aparecer, esa vez llegaste por mi padre. Nos dejaste un dolor muy grande, no te conformaste, seguías rondando y al año siguiente te llevaste a su hermano, nuestro tío. Llegaste en silencio mientras él estaba durmiendo. Más dolor, más ausencias.

Hasta ahí me parecías una visitante natural, esporádica. Pero tengo que confesarte: hace un año te odie porque te atreviste a  acercarte a mi hijo Fabio Andrés, le hablaste, lo retaste, lo convenciste, te lo llevaste.

Hoy mi sentimiento hacia ti, es un poco diferente. Ya no te odio, te respeto si; ya no te tengo miedo, es más, te doy gracias porque en éste último encuentro contigo, cuando llegaste a nuestro hogar, a nuestra familia; cuando clavaste en mí un  dolor que me llega  a las entrañas, me hiciste ver y comprender, todo el valor del tiempo compartido con Fabio Andrés, todo el amor que le tengo, y que le puedo seguir dando desde y dentro de mi corazón a él, desde mi presencia, mis acciones, mis palabras, mis caricias a los que están a mi alrededor, mi familia, mis amigos, mis conocidos,

Clemencia Ruiz- orgullosa mamá de Fabio Andrés Prieto Ruiz, nacido el 28 de agosto de 1.981 y transformó su forma de vivir el 17 de julio de 2.023