Milena Agudelo, mamá de Samuel, envía su carta al amor, al tiempo y a la muerte.

CARTA AL TIEMPO, A LA MURTE Y AL AMOR

Preferí no escribir tres cartas separadas, creo que las emociones que hoy me invitan a hablarle a cada uno de ustedes, se entrelazan en una conexión ineludible e inseparable.

Amor y tiempo, desde mis primeros recuerdos siempre han estado presentes. Si miro retrospectivamente mi vida; tu, tiempo, me empujabas, me hiciste transcurrir cada etapa, aunque muchas veces no tuve espacio para reflexionar en cada estación, confiaba en ti, ibas cumpliendo los requisitos que consideramos como sociedad que debemos alcanzar. Tú, amor, muy presente al lado del tiempo, aunque algunas veces te hacías tenue, llenaste mi vida de mucha alegría y tranquilidad, a veces en medio de pequeñas adversidades que se iban presentando, pero la mayoría de las ocasiones, siempre aflorabas.

Muerte, toda mi vida fui consciente de tu existencia, pero siempre te vi tan lejana, nunca te atreviste a presentarte de frente, te veía pasar por mi lado, pero nunca entraste en mi casa. Sin embargo, cuando pensaba en ti, muerte, me imaginaba que ibas al paso con el tiempo cronológico, primero los mayores, los que ya habían vivido, los que ya habían tenido la oportunidad de disfrutar, aprender y era su hora; que ingenua y equivocada estaba, llegaste de sorpresa a llevarte a uno de mis más grandes tesoros y a muy temprana edad. 

Fue hasta ese momento que reflexioné y entendí que, tú, muerte, tienes una conexión inevitable con la vida, siempre estuviste ahí, rondando y merodeando por mi casa, siempre al lado de la vida de todos nosotros, pero llegó el momento en que tú y tu amigo el tiempo decidieron actuar, zas, nos quitaron la vida de mi amado Samuel, decidieron llevárselo sin preguntar, decidieron que su vida había llegado a su fin, por lo menos en este plano terrenal.

Con la partida de Samuel, tu, muerte y tú, tiempo, trajeron a mi vida desolación, mucho dolor y dejaron un profundo agujero en mi existencia; pero poco a poco el abrazo de su gran amigo me fue cobijando, me fue envolviendo y fue cuando, tu, amor, volviste a brotar.

Te agradezco porque fuiste tú, amor, quién vino a rescatarme, me hiciste comprender que, ni el tiempo, ni la muerte me habían ganado, porque ni siquiera esa era su intensión, ellos simplemente fluyen y existen en nuestras vidas, vienen con un guión, ellos solo actúan cuando les toca entrar en escena.

Gracias a ti, amor, entendí que el tiempo con Samuel no se terminó porque, aunque ya no nos podamos ver, ni tocar, el tiempo se hizo eterno, no se congeló, por el contrario se estiró hasta el infinito.

Gracias a ti, amor, comprendí, que eres un sentimiento que sobre pasa las fronteras del aquí y el allá y que sea donde sea que esté “el allá”, cuando, tú, muerte y tú, tiempo vengan por mi o cualquiera de mis seres queridos, tengo la certeza, que seguiremos amándonos en una perfecta conexión, unos bailando acá y otros bailando allá, hasta que llegue el día, cercano o lejano, que todos nosotros nos reuniremos y gozaremos de una gran fiesta, libres, llenos de luz, tranquilidad, abrazados a ti,  mi buen amigo, Amor.

Mientras este día llega, decido que ustedes, tiempo, muerte y amor, van a ser mis motores de vida.

Quiero aprovechar cada segundo que tu me ofreces, tiempo, que, aunque tú puedes ser breve e incierto, también puedes ser extenso, tú puedes ser abundante en un solo día, porque tú, eres también tiempo vivencial y en esta  faceta tuya quiero vivir, quiero disfrutar de todas las posibilidades que me ofreces en el presente, en el aquí y en el ahora, sin pensar en el mañana, en el porvenir.

Tu, muerte, ya sabiendo que alcances tienes, que te conocí de frente, ahora tengo claro que no te puedo cambiar, por eso, te acepto, tal y como eres, cruel y sin rodeos, pero ya consciente que tu presencia siempre estará en nuestras vidas y que en cualquier momento te volverás a hacer visible nuevamente. 

A ti, amor, te informo que, vas a ser el motor principal de mi vida, porque eres el que me impulsa para transitar el tiempo que me queda en este plano y el que me va a abrazar en el momento que llegue la muerte de nuevo. 

No siendo más, me despido diciéndoles a los tres, que ahora que ya los conocí y entendí el papel que cada uno representa, los considero mis aliados; les abro la puerta de mi vida, he decidido soltar, comprendí que no tengo el control de todo, los acepto y los abrazo, a los tres, como vayan llegando, con lo que vayan trayendo a su paso; también quiero decirles; que creo con toda mi alma, que Samuel no murió, Samuel se transformó, él emprendió su viaje, en su tiempo, en la muerte-que es la misma vida y en el amor,  pilares que siempre nos mantendrán vivos, unidos y conectados, infinita y eternamente.

Cordial Saludo, Milena, má de Samuel

Canción: https://www.youtube.com/watch?v=9L1u1EbQrDw&list=RD9L1u1EbQrDw&start_radio=1